La recolección de las fabas verdinas debe hacerse con mucho cuidado, ya que se trata de una faba que puede perder su característico color verde. Se recogen cuando la planta aún está verde y deben secarse en un lugar oscuro y con mucha ventilación. Si se dejan demasiado tiempo en la tierra, el sol producirá que la planta pierda savia, la culpable del color verde. Y se si secan en un sitio con luz, la faba se volverá blanca también. Por lo que requiere una especial atención.
Lo que más llama la atención de la faba verdina es su pequeño tamaño y su color verde esmeralda. Quizás porque estamos acostumbrados a una faba de mayor tamaño y de color blanco, o con pintas rojas. Aunque el color inicial de esta variedad de faba es el color blanco, adquiere el verde esmeralda porque se recoge cuando aún no está madura y porque se seca a oscuras.
Su piel fina, su textura mantecosa y su sabor fuerte hacen que esta variedad sea ideal para los platos con marisco. De ahí que se le apliquen los sobrenombres de faba do marisco, alubia del marisco y judía Galaica. Además, presenta muy buen comportamiento en cocción.
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