¿Quiénes formamos Nasty de Plastic?
¡Bienvenidas y bienvenidos a Nasty de Plastic! Nos hace muy felices poder presentaros este proyecto el cual lo estamos haciendo con toda la ilusión y cariño del mundo, porque cuando haces cosas en las que crees y que aportan algo bueno a los demás, te hacen sentir así de bien.
Y para poder hacer llegar mejor nuestra idea, queremos también presentarnos nosotros y que nos conozcáis un poco mejor. Nasty de Plastic está formado por Sergio y Abel. Somos dos chicos valencianos con un compromiso en común: Democratizar el Zero Waste. ¿Qué significa esto? Es muy sencillo. Queremos que alcanzar el residuo zero sea accesible para todas las personas que quieran formar parte del movimiento. Muchas veces reducir el consumo de residuos plásticos conlleva un esfuerzo que se traduce generalmente en tiempo y dinero. Nosotros queremos darle una vuelta a esto y hacer que podamos llegar a tener un estilo de vida zero waste de una forma práctica y alcanzable para muchas más personas. Pero dejamos ya de hablar de nuestras metas y sueños para contaros más sobre nosotros.
Ambos comenzamos a trabajar en una conocida marca internacional de bebidas y cafés aquí en Valencia, pero no coincidimos en la misma tienda hasta el 2016. Fue en ese año en el que comenzamos a trabajar juntos y a conocernos mejor. Allí nos fuimos dando cuenta de cuáles eran nuestras cualidades y los puntos fuertes de cada uno. Sergio, entre otras cosas, tiene una excelente capacidad para controlar procedimientos, todo lo relacionado con la parte económica de un negocio, es una persona muy metódica y disciplinada, y tiene un talento innato para contagiar pasión por algo y liderar un equipo. Yo, por otro lado, soy una persona muy organizada, con muchas ganas de aprender cosas nuevas, que se vuelca en lo que hace y le dedica mucho mimo a su trabajo y a las personas: no concibo un trabajo sin una relación de tú a tú, tanto en el trabajo, como con los clientes.
Los dos compartimos muchos aspectos, y otros se complementan de una manera muy positiva. Por supuesto, también se forjó una bonita amistad (es algo que tenemos que agradecerle a nuestro antiguo trabajo: conocer a personas fantásticas y únicas que aportan mucho a tu vida).

Sergio siguió creciendo en la empresa, llegando a tener un equipo bajo su dirección (experiencia a la que le dedicó mucho esfuerzo y le aportó muchos valores) y yo dejé mi trabajo para finalizar mi carrera (interiorismo), lo que me permitió darme un tiempo para conocerme mejor y buscar qué es lo que me motivaba realmente en la vida.
Allá por el 2018 Sergio necesitaba contratar a alguien para su tienda y contó conmigo. Una vez más coincidimos en el trabajo, y seguíamos manteniendo nuestra amistad fuera de él. Durante esa fase, ambos nos encontrábamos inmersos en la tarea de encontrar nuestro camino profesional. Sergio acabando su carrera (ADE) ya barajaba la opción de emprender, era una idea que le atraía desde hace tiempo, y buscaba el cómo y el cuándo. Yo, por el contrario, me tomaba una pausa de mi carrera, porque, siendo sincero, no encontraba ni la vocación ni la motivación (vamos, una crisis en toda regla). La única idea que realmente despertaba ilusión en mí era la de tener mi propio negocio. Pero no un negocio cualquiera.
Llevaba tiempo interesado en las tiendas a granel como consumidor, tanto por la parte sensorial que se experimenta en el comercio tradicional en el que el tiempo se detiene y te permites experimentar cosas como explorar, ver, oler y probar, hablar con los dependientes y dejarte aconsejar, como por la relación que guarda con un modelo de comercio más sostenible en todos los sentidos. Nos permite reducir el plástico de un solo uso, comprar la cantidad que realmente necesitamos y encontrar muchos productos de proximidad o calidad distinta a la de los supermercados convencionales.
Ese era mi sueño: una tienda de habichuelas (Así lo llamamos de un modo cariñoso). Lo hablamos como algo anecdótico, hasta que comenzamos a compartir nuestro interés por el movimiento zero waste y a pensar que quizás no era una idea tan descabellada. Sergio utilizó la idea para desarrollar su proyecto de carrera, y la verdad es que el resultado fue fantástico. Además de que le sirvió para presentar una propuesta de negocio original, nos dió una aproximación a lo que sería si lo hiciésemos realidad.

Sergio tenía las herramientas y la pasión y yo tenía un sueño y un compromiso. Ya teníamos la semilla. Solo faltaba plantarla en suelo fértil.
Como es normal, la vida se compone de ciclos. Y nuestro ciclo en nuestro trabajo en aquel momento, había terminado. Así, Sergio fue el primero en dar el paso. Un buen día, quedamos y mientras hablábamos de la tienda de habichuelas, Sergio me dijo: “Oye, ¿lo hacemos realidad?”
Pues claro. Cómo decir que no. Era el momento, teníamos las ganas, la ilusión y la energía. También teníamos algo de miedo, pero eso forma parte del juego. Así que ahí comenzó todo. Tomamos la decisión y ahora estamos inmersos en este proyecto tan chulo que es Nasty de Plastic. Lo mejor de todo es que nuestro proyecto va más allá del comercio a granel. Tenemos ideas que queremos compartir con vosotros, pero poco a poco. Como ya os hemos comentado al principio de esta entrada, tenemos un concepto: la democratización del Zero Waste. Y para ello vamos a crear herramientas de asesoramiento, una comunidad en la que aprender cosas nuevas, una marca que llevar con orgullo para que todas las personas vean de lo que somos capaces. Porque entre todas y todos, podemos recuperar y cuidar de nuestra casa, nuestro planeta.
Nos mueve el interés por lo que hacemos y nuestro compromiso por hacer las cosas bien y por aportar algo más a otras personas, por crear una sinergia positiva a la comunidad. Esto está haciendo que aprendamos mucho cada día para poder engancharos a Nasty de Plastic y que os guste tanto como a nosotros.
